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08/04/2016
Es fundamental incorporar al hombre en la defensa de la igualdad
Nacida en Turquía, en 1968, Meral Guzel asegura que está viviendo la vida que quería vivir. Licenciada en Económicas y con tres másteres cursados en Estrasburgo en su haber, la coordinadora regional del programa de empoderamiento de la mujer de la ONU ha residido en Francia, Ecuador y Estados Unidos. Sabe cuatro idiomas. Tras un periplo internacional de 23 años, en el que ha trabajado en MicroFinance Network y en el Banco Mundial, volvió a su tierra natal hace algo más de un año para abrir el primer departamento dedicado a la mujer en un banco comercial en Turquía, Turk Ekonomi Bankasi. Y el pasado junio fichó por Naciones Unidas para liderar el proyecto Empower Woman en Europa y Asia Central.
Se trata de una plataforma de conocimiento “única, en la que las mujeres están dotadas de recursos con la biblioteca más grande del mundo sobre empoderamiento económico femenino, con más de 2.500 publicaciones y un siteque facilita el aprendizaje y el networking entre sus 12.000 miembros”, explica. El objetivo de esta iniciativa es conectar a las personas (hombres y mujeres) y a las instituciones (ya sean empresas, asociaciones profesionales u organizaciones educativas) para fomentar el intercambio de experiencias y buenas prácticas en pro de los derechos y oportunidades de la mujer. Porque “si no trabajamos por la mujer estamos perdiendo una enorme oportunidad de desarrollo”, sostiene.

P. ¿Cómo ha afectado la crisis al empoderamiento económico de la mujer? ¿Ha perdido parte del camino recorrido?

R. La crisis económica actual ha exacerbado las desigualdades de género en todo el mundo. Las mujeres se han llevado la peor parte, con un impacto importante en el empoderamiento económico. Las cifras reflejan un aumento en la precariedad del empleo femenino, en la educación de calidad, en el acceso a la salud, incluso un aumento en la demanda del papel tradicional en el ámbito de los cuidados (de hijos, enfermos y ancianos). Las mujeres son mayoría en los empleos vulnerables o a destajo y ganan menos. Además, están en una posición social y económica mucho más débil que los hombres para enfrentar la recesión: tienen que trabajar más horas y asumir otras formas de empleo extra y, al mismo tiempo, continúan con sus responsabilidades en el hogar.

Hemos de transformar las economías para lograr la igualdad de los derechos entre hombres y mujeres, los derechos económicos y sociales de las mujeres son fundamentales de cara a la creación de economías y sociedades sólidas y resistentes. Los gobiernos y la comunidad internacional han sido incapaces hasta el momento de lograr la plena inclusión de las mujeres y las niñas.

P. ¿Cuál debería ser el papel de las empresas para conseguir ese empoderamiento y la paridad en el poder?

R. Muchos estudios muestran el valor que aporta la mujer a una empresa en diversidad y en términos financieros. Hoy día la mujer es considerada como un motor para de la economía. Cuando lideran equipos, se implican más en el desarrollo del personal y aumentan la inspiración y la participación del grupo en la toma de decisiones. Y las empresas con al menos un 30% de consejeras en sus consejos de administración obtienen mayores ingresos. Por eso actualmente muchas multinacionales adoptan programas para empoderar sus empleadas: PricewaterhouseCooopers, KocHolding, Unilever, McKinsey, Accor Hotels, Schneider Electric, etcétera. Son programas de tiempo flexible que permiten un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal; o de mentoring para apoyar que la mujeres asuman mayor responsabilidad y más peso en la toma de decisiones. Pero quizás lo más importante es las empresas que tratan, o al menos expresan el deseo, de conseguir más igualdad entre los salarios y cerrar gender pay gap.  Es fundamental incorporar al hombre en la defensa de la igualdad. Debemos involucrar al 100% de la sociedad en la igualdad real de la mujer.

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Una de las mujeres que trabaja en Etileno XXI en Coatzacoalcos (México). En cinco años, una empresa constructora logró que el 8 % de su fuerza laboral tuviera rostro de mujer en México./ Sáshenka Gutiérrez (EFE).

P. ¿Qué opina sobre el progreso o no de la mujer trabajadora en España?  

R. La Ley de Igualdad de 2007 supuso un apoyo institucional importante y creó un marco para que las empresas elaborasen sus planes de igualdad. Durante estos últimos años varias compañías han obtenido el distintivo de igualdad y están trabajando para mejorar la situación de la mujer. Además, España tiene experiencias muy positivas en la integración laboral de mujeres víctimas de violencia de género.

Por supuesto, hay áreas de mejora importantes. Los planes de igualdad se han centrado sobre todo en las políticas de conciliación familiar, lo que en términos reales ha supuesto más mujeres trabajando a tiempo parcial para atender las tareas del hogar, ya que han sido muy pocos los hombres que se han acogido a estas medidas, muy estigmatizadas todavía. 

España tiene en común con otros tantos países europeos la desigualdad real, que no formal, en el lugar de trabajo y debe continuar trabajando en eliminar las trabas que las mujeres encuentran en el acceso a su carrera profesional, la promoción y retención. Así como en la igualdad salarial, que repercutirá en las pensiones. 

P. ¿Cuáles serían las cuestiones a trabajar en nuestro país para conseguir que la presencia de la mujer en los consejos se situara en la media europea?

R. La sociedad debe ser capaz de interiorizar la necesidad de que haya una equidad en todos los ámbitos de decisión. No podemos permitirnos perder talento, y no contar con distintos puntos de vista para la toma de decisiones. El gran reto es que la sociedad lo reclame y que se tomen las medidas correctas para llevarlo a cabo, y lo fundamental es acortar los tiempos. 

Es importante que las empresas participen en actividades de promoción de la igualdad a través de programas de sensibilización como HeforShe de ONU Mujeres o de formación específica en sesgos inconscientes y cómo afectan los estereotipos de género en la promoción y retención de la mujer en el ámbito laboral. 

Las instituciones públicas y privadas, deben hacer una clara apuesta por no perder talento y seguir las indicaciones de Naciones Unidas y el Banco Mundial para aprovechar al máximo el potencial de las mujeres.  

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Carolina Taborga (d), representante de ONU Mujeres Bolivia y la directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, la brasileña Luiza Carvalho (i), en el seminario 'Profundización de la Democracia Paritaria' en La Paz, Bolivia, el pasado 3 de abril./ Martin Alipaz (EFE). 


P. Desde su punto de vista, ¿defienden mejor la igualdad los países que imponen cuotas de género en las empresas que los que no? 

R. El efecto positivo de las cuotas es demostrable y hemos visto ejemplos a lo largo de la historia. Recientemente en España se ha podido comprobar su éxito con la representación de la mujer en la vida política. Ya estamos viendo las consecuencias positivas en la igualdad de género en Noruega gracias a la aplicación de las cuotas en los consejos de administración. Francia e Italia también han optado por imponerlas y avanzan significativamente. Las reformas en estos países no afectaron a la libertad de empresa y al derecho de propiedad. La implementación de la cuota no excluye a ningún candidato determinado para un puesto en el consejo ni tampoco impone ninguno en particular.   

P. ¿Existen otros métodos, además de las cuotas, para lograr un avance femenino rápido en la dirección y los consejos de administración?

R. La diversidad debe ser una variable fundamental en las empresas por muchas razones: la importancia de la utilización de todo el talento, de las mujeres como compradoras, en la gestión de riesgos, en la aportación a la creatividad e innovación. Pero hay algunos pasos que las compañías deberían seguir. Antes de nada la empresa tiene que mostrar que la iniciativa es estratégica para ella. Luego, contar con el apoyo de los stakeholders y del consejero delegado. Y, por último, hay que establecer un plan de acción sólido con metas bien definidas y comprobarlo después. 

También se necesita dar más visibilidad a la mujer. Recientemente el Global Compact de la ONU, durante la Comisión del Estado de la Mujer el pasado mes de marzo, anunció que no participaría en más actos que solo tuvieran hombres como ponentes. Son pequeños gestos que tienen un efecto multiplicador increíble y que van rompiendo estereotipos de género muy asentados en la sociedad actual.

P. ¿Cómo se explica que en el mundo empresarial cambien tan lentamente las cosas, que siga habiendo tan pocas mujeres en el poder, a pesar de que estudios como el reciente de Peterson Institute demuestren que las compañías dirigidas por mujeres son un 15% más rentables?

R. Las empresas están formadas por personas que, a su vez, forman parte de la sociedad. Los cambios sociales y culturales evolucionan al ritmo que impongan las instituciones públicas y otros poderes fácticos. Por ejemplo, la contratación pública es un factor fundamental a la hora de promover medidas de promoción de la mujer en el trabajo. También lo es el trato que se da a la mujer en los medios de comunicación y redes sociales. Los periodistas tienen mucho que aportar a este cambio en la sociedad, empezando por la selección de noticias.

P. ¿Qué hay que hacer para lograr la igualdad entre hombres y mujeres definitivamente?

R. El año pasado celebramos el 20 aniversario de la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing de ONU Mujeres. Un encuentro histórico en el que 189 países adoptaron la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, una hoja de ruta para la igualdad. Dos décadas después, ningún país puede afirmar que haya alcanzado la igualdad de género.

Personalmente opino que tenemos que trabajar especialmente en dos áreas. Primero en la educación, tanto para que las niñas y mujeres tengan las mismas oportunidades de acceso a la formación que los hombres como en lo que se refiere a educar a la sociedad en materia de género para evitar reglas no escritas y discriminaciones. Y, segundo, en el asociacionismo, dado que una sola institución no puede conseguir la paridad, se necesita el esfuerzo de los Estados, del sector privado, las organizaciones sociales, las ONG, las universidades... y también los esfuerzos individuales.   

P. ¿Qué espera de las instituciones el programa Empower Women más allá de la información? 

R. Invitamos a las instituciones a unir nuestras fuerzas para promocionar el empoderamiento económico de la mujer desde sus empresas y otros ámbitos de la sociedad. Que sirvan como plataforma de difusión de sus logros y trabajos en general. Y, por otro lado, queremos cooperar con ellas y desarrollar programas conjuntos de capacitación y de intercambio de conocimiento.

Además quiero hacer un llamamiento para que hombres y mujeres se registren en Empower Women para convertirse en agentes del cambio en sus respectivos ámbitos. Y también a las empresas que ya trabajan por el empoderamiento económico de la mujer.